Desde mi punto de vista, una de las mejores explicaciones del origen de la crisis financiera que gran parte del mundo desarrollado viene padeciendo desde el verano de 2008 (momento en que estalló el escándalo de las hipotecas subprime, o hipotecas basura en la enormemente capitalista economía financiera estadounidense) se encuentra en la película-documental Inside Job, que el director Charles Ferguson nos presentó en 2010. Otra de las virtudes de este trabajo es presentar, con pruebas que podemos calificar como de investigación periodística, a algunos de los responsables de la crisis.
Así es como sucedió (se expone un resumen de la presentación de la película):
Islandia:
Población: 320.000 personas.
Producto Interior Bruto: $13 billones (13.000 millones; 1 billón americano equivale a nuestros 1.000 millones).
En Europa: 1 billón = 1.000.000.000.000, es decir, 1 millón de millones).
En Estados Unidos = 1 billón = 1.000.000.000, es decir, 1000 millones).
Pérdidas bancarias: $100.000.000.000.
España (2011):
Población: 47.000.000 de personas.
Producto Interior Bruto: $1.476.900.000.000 (1,4769 billones).
Islandia, en el año 2000 inicia una política desreguladora. Se privatizaron los tres principales bancos y en los cinco años siguientes pidieron prestado $120.000.000.000, aproximadamente diez veces el tamaño de la economía del país (120.000.000.000/13.000.000.000 = 9,23 veces, para ser exactos).
Se produjo una burbuja en la que las acciones multiplicaron su valor por diez, mientras que las casas lo hicieron por algo más de dos.
Los bancos crearon fondos monetarios y aconsejaron a los que tenían depósitos personales que los pasaran a dichos fondos. Obviamente, el esquema Ponzi estaba servido en bandeja de plata.
Las agencias de calificación americanas dieron máxima calificación a los bancos islandeses: triple A (AAA), en febrero de 2007.
Resultado: a finales de 2008, la banca quebró,
el paro se triplicó en 6 meses,
muchas personas perdieron sus ahorros, y
la autoridad reguladora del sistema financiero islandés no protegió a los
ciudadanos, con el añadido de que un tercio de los reguladores pasaron
a trabajar para los bancos.
(Fin de la presentación)