miércoles, 18 de noviembre de 2015

Los tres pilares del capitalismo de hoy explicados a partir de "Comprar-Tirar-Comprar", documental de Cosima Dannoritzer.

Este documental, de 2010, tiene la virtud de contarnos lo que en el mismo se denomina "La historia secreta de la obsolescencia programada", y lo hace de una manera amena y esclarecedora.

Los tres pilares básicos del capitalismo moderno no son otros que el marketing, que nos crea necesidades y nos dice lo que tenemos que comprar; el crédito, para que podamos adquirir en "cómodos" plazos aquello que normalmente no podemos o no queremos comprar al contado; y la obsolescencia programada, que pone fin a la vida de un producto (vida que podría ser mucho más larga) y que da inicio a ese círculo vicioso que es comprar-tirar-comprar.




versión de 52 minutos:

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Náufrago, o la lucha por la supervivencia.

Tom Hanks interpreta a un ejecutivo de alto nivel de la empresa de transportes estadounidense Fedex (Federal Express), que viaja por medio mundo para motivar a los trabajadores de aquellas delegaciones que tienen baja productividad.

Su trabajo lo hace a la perfección. Todo parece irle bien, es un triunfador, le gusta lo que hace, tiene una maravillosa pareja, pero,..., acontece la tragedia. Y ésta, le obligará a enfrentarse a la supervivencia con sus propias manos. Es en este momento cuando queda patente que el mundo económico en el que vivimos nos puede hacer una faena: convertidos como estamos en meros especialistas de una tarea con la que nos ganamos (o lo intentamos) la vida, somos unas auténticos inútiles para otras innumerables tareas. Tanto es así que no sabemos cultivar un tomate, hacer una mínima chapuza en casa o, si nos pidieran dibujar un pollo (como hicieron con unos alumnos de primaria en un colegio de Madrid), lo colocaríamos patas arriba, asado sobre una bandeja.

En definitiva, no sabemos nada de nada, salvo de alguna pequeña cosa muy concreta, y eso nos puede dejar con el trasero al aire en cualquier momento.




Quizás el grado más extremo de broma que nos puede tener guardado el hecho de convertirnos en expertos en una sola cosa, especialistas nada polivalentes, pueda ser la soledad a la que esto nos puede conducir, y, por supuesto, la alienación de la persona de la mano de un trabajo rutinario y absorvente.