Poder visitar el olmo quincentenario de Melegís, en el Valle de Lecrín, en claro contraste con los jóvenes de entre diez y doce años que,
en palabras del humanista, y amica, Miguel Ángel Rubio, siguen ya la propia naturaleza del árbol, e intentar remedar a Machado y su olmo seco en la colina que lame el Duero...
...Antes que te derribe, olmo de Melegís,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes de que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi humilde blog
la gracia de tu pose con estos niños,
auténticas ramas verdecidas de la vida.
Constatar que nuestro continente hermano del sur, como mal se ve en lo que parece fantasmagoría, ya está aquí, lo que era previsible y hasta justo, y poder escuchar al filósofo, también φίλος, Ángel Ramírez decir: Con esta arena del desierto africano abonando nuestros campos, ¡abril será una Arcadia!
Confirmar, efectivamente, que el campo está para comérselo.
Mostaza blanca.
(Sinapis alba)
Colleja colorada.
(Silene colorata)
Lechetrezna o lecheterna.
(Euphorbia characias)
Diente de león.
(Taraxacum officinalis)
.
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Y, finalmente y entre amigos, comérselo, el campo digo, destilado en forma de migas
con remojón en un sencillo cuenco artesanal expresamente hecho para ello.
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