sábado, 24 de octubre de 2015

No hay grados, hay las diferencias propias de las personas.

Querido amigo, para ti canto negro sobre blanco, que es escribir. Para ti estas drosophilas negras construídas a golpes de clic. Son para ti (y qué duda cabe, también para mí) estas Razones para no desesperar, y has sido tú, ahora, quien me has dado una buena razón.  
Me festejo y me canto
y lo que yo asuma tú habrás de asumir,
pues cada átomo mío también es tuyo. 
   [Canto de mí mismo. Walt Whitman.]

 Lo he llamado

No hay grados, hay las diferencias propias de las personas: 

Me has dicho: "Este tío me deja atónito."

Y "Este tío" se llama Pablo Pineda, es abogado y está diagnosticado (él diría, me atrevo a pensar, clasificado) síndrome de down; me has enviado el siguiente vídeo para que vea cómo se expresa:


Y yo te he contestado: "Vaya con el abogado down. Qué par de narices."

No puedo dejar de pensar, querido amigo, que este es el hombre moderno que ando buscando tan infructuosamente hasta ahora, aquél al que ya cantaba Whitman en su Hojas de Hierba:
Canto a mí mismo; a la persona única, separada;
(...)
Canto a la vez a la Mujer y al Hombre.
A la Vida ardiente de pasión, al nervio, al poder;
jovial para que mi impulso sea más libre dentro de las divinas leyes,
canto al Hombre Moderno.
                                                   [Canto a mí mismo. Walt Whitman.]
 Gracias. Para tí (y para mí), seguiré con estas buenas razones.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página.