Pretendo, a través de
un caso práctico que se ha ido fraguando hace un año aproximadamente, ha sido
eco en los medios de comunicación hacia mediados de enero del presente 2014 y
ha tenido lugar en la ciudad de Granada, poner de manifiesto lo alejados de la
vida real y diaria del ciudadano que a veces están los proyectos para la ciudad
presentados por las autoridades públicas. Tenemos a nuestra disposición, como
para mirarnos al espejo, el reciente ejemplo de los vecinos del barrio burgalés
de El Gamonal, que se han manifestado enérgicamente contra un proyecto
urbanístico de su ayuntamiento, sumamente costoso, cuando desde las plataformas
vecinales se ha venido clamando por atender otros servicios sociales más
perentorios y que se pueden arreglar, además, con mucho menos dinero. En el
caso que desarrollo la situación es la siguiente: el Ayuntamiento de la ciudad
de Granada presenta un proyecto (Granada
Human Smart City) a candidatura a un concurso internacional (Mayor Challenge 2014) que premia las medidas
inteligentes implementadas en ciudades de más de 100.000 habitantes que ayuden
a la ciudadanía y hagan más fácil y más vivible la cotidianidad urbana. Dicho
proyecto se llevaría a cabo en un barrio, el del Albaicín, que está declarado
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, pero que, como vamos a demostrar,
está en un largo, antiguo y profundo proceso de deterioro. Por lo tanto, las
prioridades de las autoridades públicas se chocan, de bruces, con la cruda
realidad, y se vuelve a demostrar que toman decisiones para sus vecinos sin
contar con los vecinos, ni para informarles ni para consultarles.
Palabras
clave: ciudad inteligente, ciudad sensible, participación
ciudadana.