Poder, un día, extasiarse ante la belleza en bruto, como esta arquitectura natural hormiguera.
Y, al día siguiente, poder asistir a pequeños cambios, como estas primeras gotas de un día que anunciaba lluvia otoñal.
Incluso grabar esta finísima lluvia saludada con el canto de unos pajarillos, que van avisándose y poniéndose a resguardo.
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