lunes, 25 de mayo de 2020

'Tiempos Modernos', una añeja película, esclarecedora de explotaciones y abusos actuales.

Queridos y apreciados alumnos, hemos de festejar un aniversario que ha pasado prácticamente desapercibido por la situación tan anómala en la que nos encontramos. Y es que, en plena distopía, se han cumplido 125 años de la proyección de la primera película: un 22 de marzo de 1895 lo más granado de la sociedad de la ciudad francesa de Lyon se sorprendió al ver  pasar ante sus ojos, a 16 fotogramas por segundo, a un grupo de obreros saliendo de trabajar. Fue en una calle que hoy se llama rue du Premier-Film y donde se sitúa la sede del instituto Lumière. La película se llamaba Salida de los obreros de la fábrica. Así es que la historia del que luego se llamaría Séptimo Arte comienza ese día, pero hay que remontarse un poquito más, al trece de febrero de ese mismo año, día en el que los hermanos Lumière patentaron el cinematógrafo, un aparato que permitía filmar y proyectar imágenes en movimiento.

En honor de los Lumière podemos decir que se dio luz al cine. Aquí tenéis los 46 segundos más importantes de la historia del cine:


Lo demás es historia, una historia de ensueño. Veamos en 125 segundos estos 125 años, condensados en un segundo por cada año, un suspiro por cada película. En el siguiente vídeo, justo el primero de ellos corresponde con esta película fundadora de todo un género:


Os animo a festejar este importante aniversario viendo una película de Charles Chaplin. Es posible que muchos de vosotros apenas hayáis oído hablar de este director, actor, escritor y cómico, aunque la mayoría seguro que sí lo conocéis. Sea como sea, os lo presento en su famoso discurso final de una de sus películas, El gran dictador (1940), palabras que pueden venir bien en esta época nuestra de rebrote, no de coronavirus, que eso ya se verá, sino de algo también muy letal para nuestra convivencia, los extremismos:


Y, por fin, nuestra película:
Tiempos modernos (1936).
"Una historia sobre la industria, sobre la iniciativa individual. La cruzada de la humanidad en busca de la felicidad."


¡El hombre contra la máquina! Charles Chaplin se enfrenta a la cadena de montaje de una fábrica en un clásico aclamado como una de las mejores películas según el American Film Institute.
Con la Revolución Industrial, un obrero pierde su trabajo al no poder adaptarse al proceso automático de producción. presionado por encontrarse en las filas del desempleo, conocerá a una joven abandonada en las calles (Paulette Goddard) y juntos irán en busca de la felicidad y de un sueldo. En el camino se encontrarán con percances que le convertirán en un vigilante nocturno con patines, un camarero cantante cuyas divertidas canciones son ininteligibles e, incluso, en presidiario. Al final, Chaplin caminará junto a su amada en busca de un futuro mejor.
Tiempos modernos permanece como una obra satírica intemporal.
Fuente: DVD de El País, Colección cine de oro, número 28.


Modern Times, Tiempos Modernos, es una película de hoy, de mañana, de y para siempre. El obrero (representa a la totalidad de obreros, a los de hoy, a los de mañana, a los de siempre) y la vagabunda (representa a todos los vagabundos…), caminando juntos hacia el futuro, si existe: nunca se rendirán. Chaplin es el obrero, y Paulette Goddard la vagabunda. La creencia en el hombre por encima de las angosturas de la vida. La vida es una cosa, el hombre es otra. Éste transita por aquélla y aquél no es dominado por ésta; ¡no debe serlo! Esta película es más moderna, ochenta y cuatro años después, que muchos bodrios infumables actuales, que sólo lo son por coetáneos. La anticipación de la televisión, El Gran Hermano que todo lo vigila (¡cuánto debe Orwel y su 1984 a las ideas que aquí desarrolla Chaplin![1]), los grandes almacenes como centro de ocio -no ya sólo de venta de productos-, las escaleras mecánicas; es 1936, y nosotros pronto vamos a comenzar la incivil guerra, en Alemania se produce el imparable ascenso del nacionalsocialismo -ese furgón policial repleto de gitanos e hispanos, qué crítica maravillosa, así quiero verlo yo al menos-, tiempos convulsos, pero aún menos que los que están por llegar, y, en medio, este oasis de lucidez.

Mucho se resistió Chaplin a incorporarse al cine sonoro ya pujante en el año de producción de esta película; se escuchan algunos diálogos, muy pocos, pero mantiene mudo a su personaje -Charlot (que, por cierto, va a desaparecer con este film, y, en parte, durante el transcurso del mismo), el obrero del comienzo, ya no es ese hombrecillo de traje destartalado, bombín, zapatones y bastón- hasta casi el final. Rinde al mudo obrero ante lo sonoro cuando, en un café, canta. Pero es una rendición con honra. Inventa una jerigonza en varios idiomas indescifrable. Apenas se ha divulgado y la podemos leer (¡qué digo leer, tratar de hacerlo si acaso!) gracias al crítico cinematográfico Homero Alsina Thevenet en su libro Chaplin, todo sobre un mito, que a su vez lo recoge del libro de Manuel Villegas López, Charles Chaplin, el genio del cine. A saber:

                        “ La spinach or la tuko
                           E rusho spagaletto
                           Je le tu le tu le twa
                           La der la ser pawn broker
                           Láser seprer how mucher
                           E ses confees a poncha

                           Señora ce le tima
                           Voulez-vous le taximetre
                           Le jonta tu la zita
                           Je le tu le tu le twaa.”


Actividad a realizar:

Teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
  • El Fordismo, la cadena de producción a partir de Henry Ford (1863-1947), fundador de la Ford Motor Company. Y es que la película refleja un momento histórico en que se produce lo que llamamos el maquinismo (que ya se venía fraguando desde finales del siglo anterior). En el mundo del trabajo esto supone unos cambios profundos. Taylorismo, teoría propuesta por Frederick Winslow Taylor (1856-1915), que fue un ingeniero norteamericano que ideó la organización científica del trabajo.
  • La Gran Depresión de 1929, es el marco histórico de la película. Recordemos de lo visto en clase hace varios meses que, para superar las consecuencias de la citada crisis, iniciada en los Estados Unidos y que, tras saltar el charco, tuvo su continuación en Europa, en EEUU Franklin Delano Roosevelt puso en marcha el conocido new deal (nuevo pacto, que consistía en un reparto de los sacrificios y de los beneficios), y en Europa, tras la Segunda Guerra Mundial, se inició el Welfare State (Estado de Bienestar), una especie de revolución pasiva del sistema.
  • Todo por la productividad (más y mejor, con menos): cuando se le presenta al director general una máquina para dar de comer a los empleados y ahorrar tiempo en la hora del almuerzo, los inventores de la misma dicen: “Aumentará su productividad y reducirá el capítulo de gastos.” ¿Es de actualidad la frase, tiene vigencia?
  • El concepto alienación del trabajador por un trabajo rutinaria; recordemos un fotograma de esta película en nuestro libro (Figura 3.2, página 51; Unidad 3 Producción y distribución).
  • El economista y filósofo escocés Adam Smith (1723-1790) y la división del trabajo, que propicia la especialización del trabajador y que genera interdependencia entre todos los sectores de una sociedad.
    Realizar un comentario (a modo de ensayo) que aglutine todos estos aspectos.








[1] Por cierto, en junio de 2003, el profesor Timothy Garton Ash publicó una lista de 38 intelectuales que fueron delatados, acusados de simpatizar con el comunismo. Uno de los treinta y ocho era Charles Chaplin, y el autor de esa lista  fue George Orwel que la mecanografió en 1949 para el Foreing Office británico, ya enfermo de tuberculosis y un año antes de su muerte. En los entresijos de la elaboración de esta lista hay un amor imposible para Orwel, Celia Wirwan, funcionaria de un departamento secreto de inteligencia  del Gobierno británico, así como el silencio de los intelectuales de la izquierda occidental hacia los excesos de Stalin en la Unión Soviética, silencio públicamente condenado por el autor de 1984, Rebelión en la granja u Homenaje a Cataluña.

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